La luna en el espejo.
Conoció a su prometido, meses después de la muerte de sus padres, se haría cargo de los trabajos necesarios y del mantenimiento de los bienes heredados; de la casa y de las parcelas, la mayor parte del día era su ocupación y se abstraía del mundo que toda mujer anhelaria. Se levantaba al primer canto del gallo despues de pasar la noche en vela, probablemente terminando las ultimas tareas; eso suponia la gente de los alrededores y vecinos al ver una luz encendida a altas horas de la noche, casi al amanecer Luego de esos largos meses de luto y frenesí, en una situación inesperada de una primera conversación, se dieron las citas posteriores y luego de un par de meses se acordó el compromiso. En una semana se hicieron los preparativos, y en dos más se celebraron las nupcias Eso era lo que necesitaba para olvidar el hecho de que estaba sola con todas las responsabilidades, la falta de un hombre para aligerar la carga de los deberes; y ahora lo tenía a él a su lado. Era hermosa